Jesús y las reliquias de sus últimos días

  • Categoría de la entrada:Historia
  • Tiempo de lectura:13 minutos de lectura

Los misterios acerca de la vida de Jesús de Nazaret han suscitado históricamente el interés por recuperar su figura. Los campos de la ciencia que se abocaron a la investigación por desentrañar la verdad sobre él son múltiples. Una de ellas fue la exploración arqueológica que intenta obtener datos sobre su vida. Pero ocupa un lugar importante la veneración de las reliquias que presuntamente le pertenecieron es otra vía de investigación.

La búsqueda de la verdadera cruz

La búsqueda de la Verdadera Cruz de Jesús
La búsqueda de la Verdadera Cruz

Hallar los restos de la cruz que cargó Jesucristo durante la Pasión constituye un anhelo desde los primeros tiempos de la cristiandad. Recientemente, en agosto de 2013, un grupo de arqueólogos anunció al diario Hurriyet Daily News el hallazgo de una reliquia, mientras trabajaban en un antiguo templo en Sinop, Turquía. «El pedazo de piedra tiene varias cruces talladas en ella. El simbólico cofre sirvió como bóveda para guardar reliquias de un santo y los fragmentos encontrados están asociados con la crucifixión de Jesús«, dijo Gulgun Koroglu, arqueólogo de la Universidad Mimar Sinan.

Sócrates de Constantinopla, un historiador del siglo IV, señala que la emperatriz Elena viajó a los escenarios de la Pasión en los años 326-328. Su propósito era el de fundar iglesias y albergues para los pobres. Durante ese viaje, la madre del emperador Constantino habría hallado el lugar donde se escondían tres cruces. Esas cruces habrían sido en las que fueron ejecutados Jesucristo y los dos ladrones mencionados en los Evangelios canónicos. Un milagro (la resurrección de un joven al entrar en contacto con la madera) le permitió a Elena identificar cuál de las tres era la Verdadera Cruz. La emperatriz también encontró el Titulus crucis, la tablilla que Pilatos mandó poner en la parte superior de la Cruz con la leyenda INRI. Posteriormente, Elena envió una parte del madero a su hijo y dejó el resto en Jerusalén.

La leyenda de la Verdadera Cruz se enriqueció a través de los siglos. Las fuentes de estas versiones son la Leyenda áurea, la colección de hagiografías compilada por Jacobo de la Vorágine. Una de las versiones sostiene que la madera procedía del Árbol del Conocimiento del que Eva cortó el fruto prohibido.

Durante la Edad Media, la historia de Elena tuvo amplia aceptación. De hecho, se convirtió en un elemento de enorme peso simbólico para fortalecer el catolicismo romano. Sin embargo, surgieron algunas tradiciones complementarias, como la de la Iglesia ortodoxa, la cual sostiene que la Verdadera Cruz estaba hecha de tres maderas distintas: cedro, pino y ciprés. Según esta versión, los tres árboles nacieron juntos. Lot, sobrino del patriarca Abraham, los regó para mantenerlos vivos. Los árboles se utilizaron para construir el templo de Jerusalén, y cuando el rey Herodes dispuso su reconstrucción, la madera fue descartada; poco después se empleó para elaborar la Cruz.

TE PUEDE INTERESAR  Los sofistas, una nueva clase de sabios

Titulus Crucis: anuncio del escarnio

Titulus Crucis. Inscripción sobre la cruz de Jesús.
Titulus Crucis

Juan nos dice que durante la Crucifixión de Jesús fue colocada en la parte superior de la Cruz una tablilla. Esta tenía las iniciales INRI: Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (Jesús Nazareno, Rey de los Judíos). El propósito dicha inscripción era causar el mismo escarnio que tuvieron la túnica y la corona de espinas. A dicha tablilla se la conoce como «Título de la cruz» (Titulus crucis, en latín).

En la Iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, mandada a construir por la emperatriz Elena, se conserva un trozo de madera que es, supuestamente, un fragmento de la Titulus crucis. Además, hay otra pieza de madera que pertenecería a la Verdadera Cruz.

Esta pieza se convirtió en objeto de atracción debido a que aparece mencionado en El viaje de Egeria, una mujer que visitó Tierra Santa alrededor del año 381 y luego redactó una crónica de su recorrido. «Traen una caja plateada en la que se encuentra la sagrada madera de la Cruz. Abren la caja y colocan sobre la mesa tanto la madera como el Título», atestigua Egeria.

Sin embargo, el avance de la ciencia hizo que semejante objeto de reverencia fuera puesto bajo un atento examen. En el año 2002, un grupo de investigadores la sometió a la prueba de carbono 14 y encontró que el fragmento del Titulus crucis había sido elaborado entre los siglos X y XI. No obstante estos resultados, Carsten Peter Thiede sostuvo que podía ser auténtica. Este arqueólogo bíblico alemán, basado en un examen sobre el lenguaje y el estilo de la escritura, se opuso a la investigación de 2002. Se abrió así una interesante controversia entre la paleografía y la tecnología.

El Santo Grial

Entre los muchos objetos que reciben extraordinaria atención y veneración en la vida de Jesús, se encuentra el Santo Grial. Muchas son las teorías y las historias que se han tejido en torno a esta copa. Como resultado de ellas, cuesta mucho distinguir qué pertenece la indagación arqueológica, la búsqueda espiritual y el vuelo de la imaginación.

El Santo Grial es el recipiente que se cree que Cristo utilizó para celebrar la Última Cena. Sin embargo, especialistas afirman que el origen de esta historia no sería cristiano. Se cree que las leyendas sobre el Santo Grial están inspiradas en las mitologías clásicas y de los celtas, que referían historias sobre recipientes mágicos, conocidos como «cuernos de la abundancia» y ciertos calderos provistos de cualidades sobrenaturales.

TE PUEDE INTERESAR  Joan Pujol, el espía que engañó a Hitler

Fue Chrétien de Troyes quien relacionó el mítico objeto por primera vez con Jesús. A finales del siglo XII, en El cuento del Grial, es Parsifal, un campesino inocente que, a partir de entonces, quedó unido al objeto. Esto suscitó una ola de versiones sobre esta reliquia, entre las que se cuentan el Parzival de Wolfram von Eschenbach, poema épico en la que el Grial no es un recipiente, sino una piedra caída del cielo.

Muchas obras, como las de Robert de Borron (poeta del siglo XIII), han conectado la leyenda del Grial con hechos de la Pasión de Cristo: es el recipiente que Jesús emplea para servir el vino durante la última cena y también el que José de Arimatea lleva al pie de la Cruz para recibir la sangre que mana del costado de Jesús.

El tema del Santo Grial ha inspirado numerosas obras, tanto literarias y fantásticas como musicales. Ha sido objeto de las leyendas del rey Arturo y también es parte de la trama de la novela El Péndulo de Foucault de Umberto Eco. En música, fue el famoso compositor Richard Wagner quien produjo la ópera Parsifal.

La corona de espinas

La corona de espinas de Jesús.
La corona de espinas

Sabido es que los soldados romanos colocaron a Jesús una corona de espinas para burlarse de él como «rey de los judíos». Es uno de los hechos que nos narran Mateo, Marcos y Juan en los Evangelios. Los primeros reportes de ella posteriores a éstos son los que nos provee el arzobispo Gregorio de Tours en el siglo VI. En su De gloria martyri aseguró que las espinas todavía se veían verdes y que se renovaban cada día como prueba de su carácter sagrado. Por otra parte, Antonino de Piacenza indicó que la corona se encontraba en la iglesia del Monte Sión, ubicada en una colina justo fuera de las murallas de Jerusalén.

La historia de este objeto está llena de versiones, como las de los demás. Se dice que fue trasladado a Bizancio, pero quizá para entonces ya no estaba completo. El emperador Justiniano le habría obsequiado una de las espinas a San Germán, obispo de París, la cual se preservó en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés. También la emperatriz Irene de Bizancio le habría mandado a Carlomagno algunas espinas. Sin embargo, es posible que varios de estos obsequios hayan sido falsificaciones de la corona de Bizancio.

TE PUEDE INTERESAR  11 de septiembre de 2001: Estados Unidos bajo ataque

Durante muchos siglos, la corona de espinas tuvo varios derroteros y destinatarios. Luis IX la recibió como obsequio de Baluino II, a cambio de apoyo político. Para alojar tan venerada reliquia, el rey ordenó construir uno de los templos más destacados de París, la Sainte-Chapelle. Actualmente se halla en la iglesia de Nuestra Señora de París, luego de estar medio milenio en su lugar de origen y desplazada en tiempos de la Revolución.

El Sudario de Turín

El Santo Sudario.
El Santo Sudario.

Finalmente, llega el turno de la que tal vez sea la más conocida de las presuntas reliquias de Jesús: el Santo Sudario. Se trata de la supuesta mortaja en la que fue envuelto Cristo en el Santo Sepulcro. La aloja desde 1578 la Catedral de San Giovanni Battista en Turín.

Esta tela parece representar dos imágenes borrosas de color café que sugieren las formas del cuerpo de un hombre por delante y por detrás. Según los creyentes, la imagen contiene marcas que corresponden a los estigmas de Jesús, marcas corporales de las heridas que le fuero provocadas durante la Pasión. Entre ellas se encontraría la corona de espinas, las laceraciones en la espalda golpes en los hombres y manchas que serían de sangre.

El Sudario hizo sus primeras apariciones en el siglo XIV. En 1354 estuvo en manos de Geoffroi de Charny, un famoso caballero francés. Años más tarde, en 1389, fue exhibido y el obispo de Troyes lo denunció como una falsificación que habría sido llevada a cabo por un artista que habría presenciado la escena. Clemente VII aprobó su uso como objeto de devoción, pero no se pronunció a favor de su autenticidad, lo que sí hicieron papas posteriores.

Un siglo después de su primera aparición, Marguerite, la nieta de Geoffroi de Charnay, lo entregó a la Casa de Saboya, en Chambéry. Bajo el poder de esta familia noble, el Sudario resultó dañado por un incendio y una inundación en 1532. Fue en 1578 cuando Turín se convirtió en la nueva capital de Saboya, siendo el Sudario trasladado allí.

Desde finales del siglo XIX el Sidone fue sometido a estudios para verificar su autenticidad. Algunos arrojaron que presentaba características de los negativos fotográficos. Otros estudios más recientes, empleando la técnica del carbono 14, examinaron distintos fragmentos enviados por el Vaticano. Los tres laboratorios que observaron estas muestras coincidieron en que la Santa Sidone había sido tejida entre 1260 y 1390. Luego de los resultados sobre su autenticidad, el Vaticano recomendó a los fieles venerarlo como una imagen de Cristo que inspira a la devoción. El mismo Papa Francisco se refirió al Sudario como un ícono y no como una reliquia.

Deja una respuesta