Libros de Gabriel García Márquez
En este artículo te presentamos los mejores libros de Gabriel García Márquez. El escritor colombiano es, sin lugar a dudas, una de las figuras más importantes e influyentes de la literatura universal. En sus obras se destaca como novelista y cuentista. Sin embargo, eso no es todo. Además fue ensayista, autor de guiones, crítico cinematográfico y, sobre todo, un intelectual que estuvo comprometido con los problemas de su querida Colombia y de Latinoamérica.
15 libros de Gabriel García Márquez
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Novelas de Gabriel García Márquez
La hojarasca (1955)
En La hojarasca nació Macondo, ese poblachón cercano a la costa atlántica colombiana que ya se ha convertido en una de los grandes mitos de la literatura universal.
En Macondo transcurre la historia de un entierro imposible. Ha muerto un personaje extraño, un antiguo médico odiado por el pueblo, y un viejo coronel retirado, para cumplir una promesa, se ha empeñado en enterrarle ante la oposición de todo el pueblo y sus autoridades. Como en una tragedia griega -el libro lleva como lema una cita de Antígona que recuerda la prohibición de enterrar el cuerpo del Polinices-, el viejo coronel, su hija y su nieto van a cumplir la ominosa tarea. La acción, compuesta por la descripción de los preparativos para el entierro -una media hora- y los recuerdos de un cuarto de siglo de la historia de Macondo, de 1905 a 1928, se narra a través de los pensamientos de estos tres personajes.
«De pronto como si un remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía bananera perseguida por la hojarasca. Era una hojarasca revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de los otros pueblos: rastrojos de una guerra civil que cada vez parecía más remota e inverosímil. La hojarasca era implacable.»
La crítica ha dicho…
«Cuando de la barbarie no quede ni sombra de recuerdo, las obras de García Márquez seguirán iluminando el corazón de multitudes con su destello inagotable.»
Ricardo Moreno, El País
El coronel no tiene quien le escriba (1961)
La segunda novela del maestro colombiano, una historia de injusticia y violencia.
«Creo, y más de una vez lo he afirmado, que la obra maestra de García Márquez se llama El coronel no tiene quien le escriba.»
Mario Benedetti
El coronel no tiene quien le escriba fue escrita por Gabriel García Márquez durante su estancia en París, adonde había llegado, a mediados de los cincuenta, como corresponsal de prensa y con la secreta intención de estudiar cine. El cierre del periódico para el que trabajaba le sumió en la pobreza mientras redactaba en tres versiones distintas esta excepcional novela, que luego fue rechazada por varios editores antes de su publicación.
Tras el barroquismo faulkneriano de La hojarasca, esta segunda novela supone un paso hacia la ascesis, hacia la economía expresiva, y el estilo del escritor se hace más puro y transparente. Se trata también de una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda…
«El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata. Mientras esperaba a que hirviera la infusión, sentado junto a la hornilla de barro cocido en una actitud de confiada e inocente expectativa, el coronel experimentó la sensación de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aun para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como esa. Durante cincuenta y seis años -desde cuando terminó la última guerra civil- el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban.»
La mala hora (1962)
En La mala hora, Gabriel García Márquez construye un inolvidable apólogo sobre la violencia colectiva.
«En La mala hora García Márquez no sólo aporta su maestría sino una capacidad de superar el realismo por la vía de una exasperación de las situaciones y de una discreta alegorización de los motivos esenciales de la novela.»
Emir Rodríguez Monegal
Al pueblo ha llegado «la mala hora» de los campesinos, la hora de la desgracia. La comarca ha sido «pacificada» después de tanta guerra civil. Han ganado los conservadores, que se dedican a perseguir cruel y pertinazmente a sus adversarios liberales. Al alba de una mañana, mientras el padre Ángel se dispone a celebrar la misa, suena un disparo en el pueblo. Un comerciante de ganado, advertido de la infidelidad de su mujer por un pasquín pegado a la puerta de su casa, acaba de matar al presunto amante de ésta. Es uno más de los pasquines anónimos clavados en las puertas de las casas, que no son panfletos políticos, sino simples denuncias sobre la vida privada de los ciudadanos. Pero no revelan nada que no se supieran de antemano: son los viejos rumores que ahora se han hecho públicos, y a partir de ellos estalla la violencia subyacente a la luz tórrida, espesa, cansada y pegajosa, en una serie de escenas encadenadas de inolvidable belleza.
«El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la fecha y su correspondencia en el santoral. «Martes, 4 de octubre», pensó; y dijo en voz baja: «San Francisco de Asís».»
Cien años de soledad (1967)
Señalada como «catedral gótica del lenguaje», este clásico del siglo XX es el enorme y espléndido tapiz de la saga de la familia Buendía, en la mítica aldea de Macondo.
UNO DE LOS 5 LIBROS MÁS IMPORTANTES DE LOS ÚLTIMOS 125 AÑOS SEGÚN THE NEW YORK TIMES
Un referente imprescindible de la vida y la narrativa latinoamericana.
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».
Con estas palabras empieza la novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes de nuestro siglo. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el Premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gusta decir al escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.
«El Quijote de nuestro tiempo.»
Pablo Neruda
El otoño del patriarca (1975)
Gabriel García Márquez declaró una y otra vez que El otoño del patriarca es la novela en la que más trabajo y esfuerzo invirtió.
García Márquez construyó, en El otoño del patriarca, una maquinaria narrativa perfecta que desgrana una historia universal -la agonía y muerte de un dictador- en forma cíclica, experimental y real al mismo tiempo, en seis bloques narrativos sin diálogos, sin puntos y aparte, repitiendo una anécdota siempre igual y siempre distinta, acumulando hechos y descripciones deslumbrantes.
Novela escrita en Barcelona entre 1968 y 1975, El otoño del patriarca deja asomar en su trasfondo el acontecimiento más importante de la historia española de aquellos años, la muerte del general Franco, aunque su contexto y estilo sean, como siempre con García Márquez, el de la asombrosa realidad latinoamericana, que el autor ha elevado una vez más a la dignidad del mito.
«Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.»
«El lenguaje de Gabriel García Márquez es mágico y lírico. No existe nadie que escriba como él lo hace.»
Salman Rushdie
Crónica de una muerte anunciada (1981)
«El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo».
Acaso sea Crónica de una muerte anunciada la obra más «realista» de Gabriel García Márquez, pues se basa en un hecho histórico acontecido en la tierra natal del escritor. Cuando empieza la novela, ya se sabe que los hermanos Vicario van a matar a Santiago Nasar -de hecho, ya le han matado- para vengar el honor ultrajado de su hermana Ángela, pero el relato termina precisamente en el momento en que Santiago Nasar muere.
El tiempo cíclico, tan utilizado por García Márquez en sus obras, reaparece aquí minuciosamente descompuesto en cada uno de sus momentos, reconstruido prolija y exactamente por el narrador, que va dando cuenta de lo que sucedió mucho tiempo atrás, que avanza y retrocede en su relato y hasta llega mucho tiempo después para contar el destino de los supervivientes. La acción es, a un tiempo, colectiva y personal, clara y ambigua, y atrapa al lector desde un principio, aunque este conozca el desenlace de la trama. La dialéctica entre mito y realidad se ve potenciada aquí, una vez más, por una prosa tan cargada de fascinación que la eleva hasta las fronteras de la leyenda.
Otros autores opinan…
«Un genio».
Julio Cortázar
«La suya es una devoción sin límites por las letras, desorbitada, febril, insistente, insomne entrega a las secretas maravillas de la palabra escrita».
Álvaro Mutis
«Su mundo era el mío, traducido al español. No es extraño que me enamorara de él, no por su magia, sino por su realismo».
Salman Rushdie
«La voz garciamarquiana alcanza aquí un nivel en el que resulta a la vez clásica y coloquial, opalescente y pura, capaz de alabar y maldecir, de reír y llorar, de fabular y cantar, de despegar y volar cuando es necesario».
Thomas Pynchon
El amor en los tiempos del cólera (1985)
García Márquez traza la historia de un amor que no ha sido correspondido por medio siglo. Aunque nunca parece estar propiamente contenido, el amor fluye a través de la novela de mil maneras: alegre, melancólico, enriquecedor, siempre sorprendente.
«La de don Gabriel es una sombra que ilumina. Y sigue presente […] porque es un tipo que nos pertenece todos, porque es un clásico.»
Darío Jaramillo
La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradiciones. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcilla que la mano del maestro moldea y con las que fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los jugos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz.
«Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.
Encontró el cadáver cubierto con una manta en el catre de campaña donde había dormido siempre, cerca de un taburete con la cubeta que había servido para vaporizar el veneno.»
El general en su laberinto (1989)
García Márquez retrata con pulso magistral la figura de Simón Bolívar, que transmutó el destino de América.
Aclamado por el pueblo como Libertador, blanco de numerosas conjuras políticas y militares, héroe romántico y hasta libertino para sus detractores y sus partidarios, idealista íntegro y abandonado que contempla las ruinas de su sueño de unidad de los pueblos americanos, tras la independencia del dominio español Simón Bolívar emprende -enfermo, con un menguado séquito- el que será su viaje final. Parte desde Bogotá para seguir el curso del río Magdalena. Su viaje será el último en un doble sentido: le proporciona oportunidades para considerar los pasos que ha dado en su agitada vida y, al tiempo, la gravedad de sus dolencias apresta en varios meses su encuentro con la muerte.
El pulso magistral de Gabriel García Márquez refiere hasta en sus detalles mínimos la inmensa aventura que, impulsada por la voluntad de Bolívar, transmutó el destino de América.
«José Palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado. Sabía que ése era uno de sus muchos modos de meditar, pero el estado de éxtasis en que yacía a la deriva parecía de alguien que ya no era de este mundo. No se atrevió a acercarse, sino que lo llamó con voz sorda de acuerdo con la orden de despertarlo antes de las cinco para viajar con las primeras luces.»
Rafael Conte dijo…
«Quizá en la prosa narrativa de la literatura hispanoamericana actual no haya más que dos cumbres, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez, que han sido dos verdaderos refundadores del arte narrativo en español de nuestro tiempo.»
Del amor y otros demonios (1994)
La inspiración para escribir este libro le llegó a García Márquez con una insólita noticia que tuvo que cubrir como periodista.
El 26 de octubre de 1949 el reportero Gabriel García Márquez fue enviado al antiguo convento de Santa Clara, que iba a ser demolido para edificar sobre él un hotel de cinco estrellas, a presenciar el vaciado de las criptas funerarias y a cubrir la noticia. Se exhumaron los restos de un virrey del Perú y su amante secreta, un obispo, varias abadesas, un bachiller de artes y una marquesa. Pero la sorpresa saltó al destapar la tercera hornacina del altar mayor: se desparramó una cabellera de color cobre, de veintidós metros y once centímetros de largo, perteneciente a una niña. En la lápida a penas se leía el hombre: Sierva María de Todos los Ángeles.
«Mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que había muerto del mal de rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros. La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro.»
A.S. Byatt dijo…
«Una proeza brillante y conmovedora.»
Memoria de mis putas tristes (2004)
La última novela que escribió García Márquez.
Un viejo periodista decide festejar sus noventa años a lo grande, dándose un regalo que le hará sentir que todavía está vivo: una jovencita virgen, y con ella «el principio de una nueva vida a una edad en que la mayoría de los mortales están muertos». En el prostíbulo llega el momento en el que ve a la mujer de espaldas, completamente desnuda. Ese acontecimiento cambia su vida radicalmente. Ahora que conoce a esta jovencita se encuentra a punto de morir, pero no por viejo, sino de amor. Así, Memoria de mis putas tristes cuenta la vida de este anciano solitario, un apasionado de la música clásica, nada aficionado a las mascotas y lleno de manías. Por él sabremos cómo en todas sus aventuras sexuales (que no fueron pocas) siempre dio a cambio algo de dinero, pero nunca imaginó que de ese modo encontraría el verdadero amor.
Esta novela de Gabriel García Márquez es una conmovedora reflexión que celebra las alegrías del enamoramiento, las desventuras de la vejez y, ante todo, lo que sucede cuando sexo y amor se juntan para darle un sentido a la existencia. Nos encontramos ante un relato aparentemente sencillo pero cargado de resonancias, una historia narrada con el excepcional estilo y la maestría en el arte de contar de los que solo es capaz el autor colombiano.
«El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo verás.»
El escritor Álvaro Mutis ha dicho…
«Memoria de mis putas tristes es una obra maestra. Es un texto magistral, extraordinario.»
Gracias a sus libros García Márquez es considerado la máxima figura del literario del «realismo mágico». En este movimiento la historia teje junto a la imaginación una literatura realmente viva. Entre los libros de Gabriel García Márquez el más conocido es Cien años de soledad. Esta obra nos cuenta la historia de la familia Buendía-Iguarán en el fantástico pueblo de Macondo, lugar en el que también se desarrollan las novelas de García Márquez Los funerales de la Mamá Grande, La hojarasca, La mala hora, El coronel no tiene quien le escriba y Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo.
Además de los mencionados, entre los mejores libros de Gabriel García Márquez se encuentran sus novelas Relato de un náufrago, Crónica de una muerte anunciada, El general en su laberinto, la obra de relatos Doce cuentos peregrinos, El amor en los tiempos del cólera y Diatriba de amor contra un hombre sentado.
Ya en el año 2002, el escritor colombiano publicó la primera parte de su autobiografía, titulada Vivir para contarla. En el año 2004 García Márquez retornó a la ficción con Memorias de mis putas tristes. Finalmente, en el año 2012 sus relatos fueron recopilados en Todos los cuentos.
García Márquez falleció en México el 17 de abril de 2014, a los 87 años.