El maniqueísmo y sus principales características

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Para explicar el maniqueísmo y algunas de sus características, es necesario remitirse brevemente a Mani, el fundador de esta religión. Aunque se dice que ese no es su verdadero nombre, sino un título que significaría «el ilustre», sí hay más certezas en cuanto a su nacimiento.

Maniqueísmo
Retrato de Mani

Mani nació hacia el año 216 d. C. en Mardinu o Afrunya, Babilonia. Recibió una profunda educación religiosa. Parte de ésta la recibió en un intenso apostolado en la India, donde fue acusado de menospreciar la religión oficial (el mazdeísmo). En 277 murió, mediante tormentos, en prisión.

Maniqueísmo
El nacimiento de Mani representa al recién nacido en el pecho de su madre.

Según las enseñanzas de su fundador, el maniqueísmo enseña el camino de la salvación y purificación mediante el conocimiento de la verdad espiritual. El camino hacia la purificación debe llevarse a cabo mediante prácticas ascéticas, como la de no comer carne y no tener bienes, junto con el conocimiento espiritual mediante la iluminación interior.

Esta doctrina y sus enseñanzas cautivaron, durante su extravío espiritual, a (San) Agustín de Hipona, quien finalmente tuvo una fuerte decepción con ella, para convertirse posteriormente en uno de los principales arquitectos del cristianismo.

La Luz y la Oscuridad, los dos principios

Según la religión maniqueísta, al comienzo de todo hubo dos sustancias o principios. Por un lado, la Luz; por el otro, la Oscuridad. Cada uno de estos principios era totalmente opuesto y tenía un rey. Por decirlo de alguna manera, en la cúspide de la Luz se encontraba el Padre de la Grandeza. Por su parte, en la Oscuridad era el Reino de las Tinieblas.

Los maniqueos elegidos.
Los electi manicheans. Los maniqueos elegidos empleaban su tiempo en la oración, el celibato y eran vegetarianos.

A la primera la envolvía un éter luminoso, compuesto de los cinco miembros de Dios: Inteligencia, Razón, Pensamiento, Reflexión y Voluntad. A su vez, la segunda estaba acompañada de cinco abismos: Humo, Fuego, Aire, Agua y Tinieblas. Estos abismos estaban dirigidos por cinco jefes con apariencias de demonio, león, águila, pez y serpiente.

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Origen del mundo según el maniqueísmo

No obstante estar separados de manera opuesta, estos principios tendían a expandirse. Mientras la Luz lo hacía hacia lo Alto, la Oscuridad tendía hacia lo Bajo. Sin embargo, estas substancias originarias chocaron, obstaculizándose la una a la otra.

De esta manera, según Mani, fue que se originó el tiempo y el mundo. A partir de entonces, en palabras del fundador de esta religión, hay que considerar tres momentos o tiempos. Éstos son el pasado, el presente y el futuro. El primero debe ser entendido como la época en que tuvo lugar la mezcla de los dos principios, como consecuencia de la incursión de la Oscuridad en el territorio de la Luz.

El segundo, presente, es la época en la que persiste la mezcla de las dos sustancias originarias, además de ser también la época en la que ha finalizado la llegada de los profetas que anuncian la manera y los medios de cómo los hombres alcanzarán la salvación y separar la Luz de la Oscuridad. Cabe destacar que Mani se consideraba (después de Adán, Set, Abraham, Buda y Jesucristo) el último enviado de Dios.

Por último, el tercer momento es el futuro. En esta época, según Mani, se restablecerá la separación definitiva entre los dos principios.

Restauración definitiva

Sin embargo, luego de una gran lucha entre ambos, el Padre de la Grandeza asistirá a la Luz, evocando seres como la Madre de la Vida y el Hombre Primordial. Sin ellos, la Luz no podrá vencer a la Oscuridad, ya que no posee la fuerza suficiente para vencer al Reino de las Tinieblas.

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De esta manera, el progreso de la historia y del mundo se configura para el maniqueísmo como un desprendimiento constante del Mal, el cual quedará relegado en su propio reino, por lo que no habrá que temer que invada nuevamente el reino de la Luz.

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